¿Alguna vez te preguntaste por qué tu o tu pareja pagan de más en algunos productos? Se trata del impuesto rosa, el costo agregado que tienen ciertos bienes y servicios para mujeres.
El impuesto rosa o ‘Pink Tax’ refiere a la discrepancia de precios entre productos que están dirigidos a un público femenino y aquellos de género neutral u orientados al público masculino. Un ejemplo clásico y que se puede observar fácilmente es el de las máquinas de afeitar.
Como han señalado muchos críticos del impuesto rosa, incluso las máquinas de afeitar más sencillas tienden a tener un precio diferente según el género al que están dirigidas, y las versiones para mujeres cuestan más incluso cuando hay pocas diferencias distinguibles entre los dos productos. Y este mismo fenómeno ocurre con muchos otros productos y servicios por los que las mujeres se ven obligadas a pagar de más.
Cuando una empresa vende un “producto rosa” (apuntado a mujeres) a un mayor costo que un modelo idéntico en versión masculina, los ingresos adicionales del “producto rosa” no van al gobierno. Los únicos que se benefician con el impuesto rosa son las empresas que cobran más a las mujeres que a los hombres.
¿Por qué existe el impuesto rosa o ‘Pink Tax’?
El impuesto rosa no es un impuesto real, pero uno de los motivos es que muchos productos diseñados para mujeres tienen aranceles de importación más altos que los de los hombres. Según un estudio publicado por el Instituto Mosbacher de la Universidad de Texas A&M, en los Estados Unidos las empresas pagan aranceles de importación más altos sobre los artículos de mujer.
Algunos productos no tienen diferencias arancelarias basadas en el género, mientras que otros tienen grandes diferencias. Pero en general, los aranceles aplicados a los artículos de mujer son más elevados.
¿Cómo puedo evitar pagar el impuesto rosa o ‘Pink Tax’?
Varios estados han aprobado leyes contra los precios discriminatorios de productos y servicios basados en el género. También ha habido al menos un intento de aprobar una ley de este tipo a nivel federal.
El objetivo es eliminar las discrepancias de precios aparentemente injustas. Después de todo, las mujeres ya tienen habitualmente menos ingresos ¿por qué también deberían pagar de más por productos y servicios equivalentes?
Se trata de un problema a gran escala, que requiere soluciones a nivel federal, pero mientras tanto, es posible evitarlo siendo consciente de lo que se compra. Una solución para combatir el impuesto rosa es simplemente ignorar el género al que están apuntados los productos, comprando en su lugar la versión más barata.
Esta es una estrategia legítima para que las mujeres individuales eviten que el impuesto rosa dañe su presupuesto. Además, se puede elegir apoyar a las empresas que luchan contra el impuesto rosa aplicando precios neutrales para sus productos. Reclamar a tus representantes estatales, distribuidores locales o mediante las redes sociales también puede ser una forma muy efectiva de combatir los precios discriminatorios por género.
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